Los serums son productos altamente concentrados con ingredientes activos que penetran profundamente en la piel. Son ideales para tratar problemas específicos como arrugas, manchas, deshidratación o pérdida de firmeza. Los serums suelen estar formulados con ingredientes clave como la vitamina C, el ácido hialurónico o el retinol, cada uno con propiedades específicas para mejorar la salud de la piel y rejuvenecer su apariencia.
Los exfoliantes ayudan a eliminar las células muertas de la superficie de la piel, promoviendo la renovación celular y mejorando la textura y luminosidad. Hay dos tipos principales de exfoliantes: los físicos, que contienen pequeñas partículas para exfoliar mecánicamente, y los químicos, que utilizan ácidos como el ácido glicólico o láctico para disolver suavemente las células muertas. La exfoliación regular es clave para lograr una piel suave y radiante.
Las mascarillas faciales son tratamientos intensivos que pueden abordar múltiples necesidades de la piel, desde hidratación profunda hasta control de la grasa y poros. Dependiendo de la fórmula, las mascarillas pueden ser hidratantes, calmantes, purificantes o iluminadoras. Usar mascarillas una o dos veces por semana es esencial para complementar una rutina de skincare completa y darle a tu piel un impulso adicional de nutrientes esenciales.
Los aceites faciales son ricos en ácidos grasos esenciales y antioxidantes, lo que los convierte en una opción excelente para nutrir y reparar la barrera cutánea. Estos aceites no solo son beneficiosos para pieles secas, sino también para pieles grasas, gracias a aceites ligeros como el de jojoba o el de rosa mosqueta, que equilibran la producción de sebo. Incorporar aceites faciales en tu rutina de skincare ayuda a mantener la piel suave, hidratada y protegida.